martes, 15 de julio de 2014

El fracking, acorralado

Varios informes técnicos relacionados con la fractura hidráulica que han visto la luz de una u otra manera recientemente añaden más dudas a las muchas que rodean al denominado fracking, respaldadas por instituciones como el Servicio Geológico de Estados Unidos o el Instituto Geológico y Minero de España.

En el primer caso se trata de un estudio publicado en la prestigiosa revista Science y en el que participa el citado Servicio Geológico de EE.UU.  En él se relaciona de forma probable el exponencial aumento de terremotos en el Estado de Oklahoma y la reinyección de agua en pozos tras la realización de la fracturación hidráulica.
El agua residual que se utiliza para romper el subsuelo y extraer el gas de pizarra es almacenado en muchos casos en los propios pozos abiertos una vez extraído el gas, creando una presión subterránea que puede desencadenar terremotos, de una forma parecida a los provocados en la costa valenciana por la plataforma Castor.
Concretamente, en el Estado de Oklahoma, analizado en el estudio, se habrían multiplicado por 40 lo terremotos de intensidad 3 o superior.
En el caso de España, se trata de un informe encargado por el Ministerio de Medio Ambiente y recibido por éste hace un año que, según el periódico La Marea, permanece oculto ante los datos negativos que refleja respecto a esta técnica, si bien desde este Ministerio lo consideran solamente un texto de trabajo y consultivo sin terminar.
En el informe, elaborado por el Instituto Geológico y Minero y filtrado por el citado periódico, se advierte sobre el riesgo de los vertidos superficiales y la construcción de pozos (  en EE.UU. señala que, de cuarenta incidentes informados a la EPA en un periodo de cinco años en explotaciones de gas no convencional, la mayoría de los incidentes estaban relacionados con: vertidos en superficie y con la construcción de los pozos”.), lugares que por sus características no podrían ser explotados de esta manera –y que en varios casos coinciden con lugares donde se han concedido permisos de investigación, como la Loma de Úbeda o el Golfo de Cádiz-, la contaminación por elementos radiactivos del subsuelo que ascienden tras la extracción a la superficie ( el radón (222 Rn) es un gas inodoro, incoloro e insípido, muy soluble en agua, por lo que puede ascender disuelto en el agua de retorno, pudiendo pasar al aire por descompresión) o la contaminación de las aguas subterráneas (Existen evidencias científicas que la contaminación de acuíferos, especialmente, por metano e incremento de solidos totales disueltos (TDS), este último procedente de la sal muera del yacimiento, se podían transmitir a través de las fracturas producidas durante la fracturación hidráulica, a través de fisuras en el cemento del sondeo, e incluso a través del casing de antiguos pozos deteriorados) 

Para descargar el informe filtrado del IGME: https://data.awp.is/filtrala/2014/07/07/8.html


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